jueves, 28 de agosto de 2008

Casita de Ayote y agradecimiento de los nietos

Este artículo es la última parte del homenaje a Lily Kruse realizado el 27-08-08 en el Congreso Anual de la Fundación Amigos del Aprendizaje, en el anfiteatro del INBioparque.

“Podría seguir leyendo los poemas de Barquitos de Papel. . . pero me gustaría contarles un poco más sobre Casita de Ayote. Este libro se publicó en 1984, dos años después que Barquitos de papel. La autora lo presenta como la colección de cuentos que la ratona Amapola le inventaba a sus hermanitos y a sus propios ratoncitos. Se acomodaba en una grada con el ratoncito más pequeño en el regazo en la puerta de su casa, que era una casita de ayote, y allí contaba sus cuentos.

La autora hizo de nuevo en este libro un despliegue de su imaginación para crear un mundo fantástico, esta vez en forma de cuentos. Federico se pudo montar sobre los rayos del Sol y viajar por el mundo; Desi estiró el brazo y tomó un pedazo de nube que se convirtió en un borrador mágico; Daniel conversó con Serpentina en el jardín de su casa; Jean, se hizo amigo del viento; Philippe le ayudó a una iguana a regresar, desde la ciudad, a su casa en la playa; y Karen, fue una brujita buena llamada Gotaluna. Y estos son solo algunos de los cuentos de Casita de ayote. . .

Creo que los nietos tenemos mucho que agradecerle a Yiyi. Los libros que nos dedicó fueron solamente una manifestación más del cariño y dedicación con los que se unió a nuestros padres y maestros para ayudarnos a crecer. Sin duda alguna, lo que aprendimos con ella nos ayudó a desarrollar nuestra imaginación y autoestima, necesarias para convertirnos en profesionales creativos e íntegros. Hoy, estoy convencida de que ella contribuyó muchísimo a desarrollar las capacidades que hoy usamos para diseñar páginas web, crear música propia, contribuir con el aprendizaje de otras personas, estudiar insectos, diseñar edificios, dirigir empresas, pintar cuadros, bailar ballet, iniciar proyectos sociales, y comenzar nuestras propias familias con el mismo amor y dedicación que ella nos dio.

Talvez ahora ya entienden un poco mejor porqué es que hoy queríamos recordar a Lily Kruse. Esperamos que sean muchos niños y adultos los que sigan disfrutando y aprendiendo por medio de los cuentos y poesías que, con tanto cariño y dedicación, nos dejó a todos, para que nos sigan inspirando y transmitiendo la belleza de la vida que ella inmortalizó en sus libros.”

Barquitos de papel en el Siglo XXI

Fue hace ya 26 años que se publicó Barquitos de Papel por primera vez, pero no deberíamos dejar estos poemas en el pasado. Hoy que hablamos sobre la educación integral que necesitamos para responder a los retos que nos trae el Siglo XXI, la obra de Lily Kruse es un material todavía fresco. Pienso que su gran riqueza está en que es capaz de despertar la curiosidad y los sentidos de niñas y niños para que comprendan mejor el mundo en el que viven. También es capaz de desarrollar en ellos valores fundamentales como el respeto por las otras personas y por la naturaleza. Además, es un material riquísimo para promover la imaginación, la creatividad y las capacidades de expresión artística. Todos estos son elementos fundamentales de las llamadas “capacidades para el siglo XXI”, y por eso creo que Barquitos de papel tiene tanta validez hoy como cuando fue publicado por primera vez.

Un ejemplo admirable es El árbol. . . en el cual Lily Kruse, en un solo poema para niños, entreteje las ciencias, las artes, y los valores.

“Era un árbol sin retoños
que ninguna flor tenía,
y tampoco daba frutos.
Así, nadie lo quería.

Yo me acerqué una mañana
y lo regué con mi llanto,
pues me daba mucha pena
que lo despreciaran tanto.

-¿Y porqué nunca das frutos?-
le pregunté sin temores.
El me dijo con tristeza:
-Nunca hay frutos, si no hay flores.

Yo le he preguntado entonces:
-¿Qué hay que hacer para tenerlas?-
Y me dijo: -El cariño
es muy bueno para hacerlas.

Desde entonces, día a día,
lo he regado con ternura,
y hoy he visto con sorpresa:
¡tiene una fruta madura!

Y yo he aprendido una cosa:
“Con cariño y con amor,
cualquier árbol da una fruta
después de dar una flor”.

¿Cómo nace Barquitos de papel?

Lily Kruse escribió sus primeras poesías cuando se vio rodeada de nietos traviesos e inquietos. Al descubrir que cuando nos inventaba un cuento nosotros disfrutábamos tanto (y también porque solo así nos quedábamos quietos), comenzó a escribirlos desde antes de que llegáramos a su casa, y por alguna razón se le ocurrió escribirlos en verso. Con su gran creatividad, esto se convirtió en una labor muy productiva; una vez se le ocurrieron ocho poesías en un solo domingo! En días de inspiración le llegaban a la mente las estrofas completas, sin que fuera necesario cambiarles una sola palabra para hacerlas rimar. Y cuando la sorprendían las ideas sin papel a la mano, las terminaba escribiendo aunque fuera en una servilleta. De hecho una vez nos contó que en un paseo a la playa, escribió uno de los más bonitos, “Los cangrejos”, en la tapa de de una caja de galletas de soda.

Desde hacía un tiempo, Yiyi se había incorporado a un taller de literatura con el profesor Carlos Catania. En algún momento, le mostró las poesías a sus compañeras del taller. Y fue su amiga Marilyn Echeverría, reconocida autora costarricense que escribe bajo el seudónimo de Lara Ríos, la primera que le dijo que su creación literaria era un trabajo muy valioso, y que podría ir más allá de una forma de entretener a los nietos. Así nació la idea de publicar la selección de poemas que luego tituló Barquitos de papel. De hecho, les voy a contar algo que yo descubrí hace poco. El primer poema de “Barquitos de papel” es dedicado a Lara Ríos. Se llama Mis versos chiquitos.

“Estos son mis versos,
mis versos chiquitos,
que algunas personas
encuentran bonitos.

¿Que de dónde vino
esta inspiración?
es que era de azúcar
mi dulce algodón.”

El poema hace alusión al libro “Algodón de azúcar” escrito por Lara Ríos, y es así como Yiyi hace un pequeño tributo a su amiga escritora que le dio la idea de publicar su poesía para niños.

Preparó entonces una compilación de poemas que fue seleccionada por la Editorial de la Universidad Autónoma de las Américas. Dicha editorial andaba en búsqueda de buena literatura infantil, y lo publicó en 1982 con bellísimas ilustraciones de Franco Céspedes. Cuando llegó el momento de ponerle título, encontró que Barquitos de papel era perfecto porque ya tenía cuatro poemas inspirados en barquitos, y podía darle un hilo al libro al hacer cuatro capítulos y comenzar cada uno con un poema de barquitos. El primer capítulo es para los niños más pequeños, y comienza con Barquito chiquito.

Barquito
chiquito,
quiero ir a pasear

Por todos
los ríos,
también por el mar.

Ir sobre
las olas
bogando veloz,

que el cielo
y el agua
nos vean a los dos.

Barquito,
es cierto,
eres de papel.

Mas viajas
tan firme,
como un gran bajel.

Barquito
bonito,
quiero navegar.

por todos
los lagos,
también por el mar. . .