viernes, 27 de junio de 2008

Recuerdos de la finca "El Prado"

“Con mis recuerdos de El Prado sucede algo muy curioso: me parece que siempre había sol, el cielo era transparente como un cristal celeste y las nubes como claras batidas con azúcar; tengo la engañosa sensación de que jamás llovía.

A pesar de que guardo en la memoria la fila de agujeritos que dejaba la lluvia en la tierra, cuando caía del techo donde no había canoa; la zanja donde nadábamos, si puede llamarse nadar el chapotear en un poco de agua de lluvia acumulada; la sensación de las gotas de lluvia golpeándome la cara y las espaldas y el zacate mojado que chirriaba bajo mis pies descalzos, no recuerdo la lluvia misma; no recuerdo haber visto jamás el paisaje rayado con el lápiz gris de la lluvia.

No sé si es que la lluvia me parece triste y en El Prado hasta la lluvia era alegre, lo cierto es que creo que en El Prado siempre hacía sol.

Hacía sol cuando encontramos un nido de ratones en la bodega de la caballeriza y cuando Papá nos llevó la ardilla, la Ceiba y la perrita. . .; hacía sol cuando Rolfi llegó con las palomas y cuando llegaron a visitarnos los diferentes miembros de la familia; hacía sol cuando montábamos a Tábano y cuando llegó la Canela. También hacía sol cuando Teodora rayaba el coco y . . . cuando Carusa le hizo ropa a mi muñeca y cuando Angelina nos dio tortillas; cuando fuimos a Los Diamantes y Hermann conoció a Olguita, y cuando me dieron Mamey en El Molino y se me aflojó la chapita; y cuando comíamos lengua de vaca, y aún cuando quise subir al ilang ilang. . . y hasta cuando Aurelio encontró la oropel y cuando vi la culebra en el mandarino.”

Lily Kruse, 1966
"Así lo recuerdo yo"

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